jueves, 12 de mayo de 2011

No + Sangre y No + Tedio

Con la piel enrojecida por la inclemencia solar, apunté el lente de mi cámara hacia las más de 25,000 personas que marchaban por una causa común, sin importar el cansancio latente, la sed y las etiqueta de ‘locos’ impuesta por aquellos que no están de acuerdo; así, con el silencio sostenido en la garganta caminé entre el “manicomio” ambulante, y me encontré creyendo de nuevo.

Triste es darse cuenta de cómo el entorno se diluye en la mediocridad, a escala de país o incluso de oficina, envuelve todo con un aire anestésico.

Toda situación tocada por esta brisa adormecida de la que hablo, y me quejo, tiene 2 realidades completamente opuestas una de la otra. Quien vive en el medio de ambas “masterisa” por un lado el arte de fingir una sonrisa de contento hacia afuera, para los extranjeros; y a controlar los gritos rabiosos con palabras amables para los muertos locales; esos que parece que nacieron tal cual son hoy: grises, pálidos, planos, vacuos, esos que deambulan sin quererlo y que me atrevería a decir que lo que corre por sus venas no es sangre sino leche rebajada.

Somos tan buenos fingiendo, que quienes ven las cosas desde fuera del cubículo creen que aquí los premios y las glorias brotan como flores en ramillete de la alfombra, pero no hay tal cosa. Los que quedan con algo de espíritu tratan de sacudirse el tedio; pelean contra éste como si fuese una gran bestia carnívora que lo devora todo sin discriminar.

Y así finalmente las opciones en el espiral de la mediocridad son sólo 2, como quien dice hay de 2 sopas: o tienes miedo o tienes tedio y para vencer a cualquiera de ambas lo mejor es rendirse a los placeres de la locura. El modus vivendi que , confieso, ha sido lo que me ha hecho levantarme de la cama las últimas semanas y viajar con visa de obrera profesional a una oficina en la que, erróneamente, se cree que la creatividad debe producirse por destajo. La locura es como una medicina de efecto prolongado, permite soportar al incicio, pero despierta al segundo golpe.

Después de estar entre la multitud marchando y escuchando protestas contra lo que en este país ya se cree normal, desperté con las marcas del sol y los pies latiendo, pero consciente de que esa realidad contra la que apenas se comienza a levantar la voz, se vive a toda escala; de menor a mayor, México está envuelvo en permisibilidad, en una cama blanda de hartazgo,en una gran plasta de nada; y así, me encontré creyendo de nuevo.

Quise escribir para contar historias del día a día, para “hermosear” o “repudiar” lo que se ve con palabras, para crear imágenes en la mente que quien leyera mi trabajo y eso sólo se obtiene en la calle, viviendo y no entre 4 paredes de formáica sobre alfombra de uso rudo.

Escuché el “No + sangre” de la marcha del 8 de mayo, sentí la vibración del Estadio Azteca con el sonido de un acorde irlandés y se me enchinó la piel con un beso contenido por más de un año; y así, me encontré creyendo de nuevo.

Supe que en mis venas hay sangre y no leche. Voy a hacer que hierva de nuevo, les cuento como resulta. “No + Sangre y No + Tedio”.

GCHA / @gaVsavilech

1 comentario:

Adriana del Moral dijo...

Yo también creí de nuevo. Y lloré, y me reí y entendí por qué damos miedo: porque somos un caos. Y sí, la locura permite aguantar, hasta que te da el rebote. Me gustó mucho tu blog. Abrazos.