miércoles, 22 de agosto de 2012

Uno menos

Hace una semana que tengo un órgano menos, el apéndice, esa tripa que solo sirve para dar problemas, aunque de ser sincera fuera de la dieta desgraciada que tengo que llevar estos días, más que problemas, la recuperación de esta tripa ha sido más un buen reajuste de perspectivas. Y es que cuando tienes tres agujeros en la panza la óptica cotidiana cambia al cien por ciento; quién diría que usas el abdomen absolutamente todo el tiempo, que una lap top pesa tanto que se vuelve un objeto incargable para una post operada; que caminar una cuadra puede ser todo un deporte olímpico y que las flores y la compañía son mejores que los fregados antibióticos (gastritis free). No sé si fue apendicitis o apendejitis lo que me quitaron pero como me dijo un primo que pudo verme post operada "hasta te veo mas ligera", y no solo por la desgraciada dieta, si no por la facha que da salir de la rutina, obligatoriamente o no, bajar el ritmo sirve de mucho para el ánimo y para tomarse las cosas menos en serio y darle su lugar a lo que realmente importa, como besos al pie de la puerta, las cenas en familia y teclear por gusto mientras uso lentes de pasta. No celebro la operación pero si la calma del uno menos, que mantendré aún cuando me reintegre al sistema en una semana más. Mientras estaré regresando aquí con más frecuencia y más ligera. @gavsvilech

lunes, 28 de mayo de 2012

Transición al activo Sobrevolando algún lugar en medio del atlántico; entre el 27 y 28 de mayo de 2012. El tan profundo descanso del pasajero detrás acabó con el mío; el sonido del arrítmico gorgoreo flemoso de sus ronquidos fue mi despertador para comenzar a escribir; fue una sutil llamada de atención para no dejar que las ideas se me volvieran a diluir entre películas precargadas y periódicos, los cuales la diferencia de horario ya convirtió en historia. Fue una llamada de atención para aceptar lo que me había estado molestando los últimos días: estoy inmersa en una crónica zona de comfort. De un momento a otro, una sinfónica de males respiratorios, las columnas dominicales de Krauze, Zaid, Beltrán del Río y Volpi que metí en mi cabeza horas antes, un escozor de hartazgo y cinco horas de tiempo muerto en mis manos hicieron sentido; me encuentro, al igual que muchos, en un momento envidiable desde el cual actuar y sigo viendo sin hacer, continúo pasiva ante el estallido que ocurre a mi alrededor pensando sin ejecutar, diluida entre las voces del entorno; quienes estamos en esta zona nos escondemos detrás de quienes sí levantan la mano aunque no estemos del todo de acuerdo con ellos; cobardones pasivos entre la masa. Y así la nausea del hartazgo me despertó. Creo que a pesar de que hoy en México están sucediendo cosas importantes a pesar del estruendo hay muchos que siguen pasivos al entorno. A pesar de que las marchas estudiantiles que han tenido lugar en México en las últimas semanas lograron congregaciones millonarias o que el discurso de defensa e pro de Wirikuta haya llenado el Foro Sol no es suficiente; me parece que no es suficiente porque, yo como seguramente muchos otros, vemos estos movimientos con buenos ojos y nos enardecemos en discusiones cambia mundos, pero desde la comodidad de un bar y con whiskey en mano, y pasada la efervescencia todo vuelve a la calma y al comfort. Creo que aún no son suficientes en México las voces de jóvenes creyentes de una causa como para luchar por ella y la pena sería que tras las elecciones de julio el #132 quedara como uno más como ha pasado con las marchas por la paz; ya hubo ejemplos internacionales de cambios impulsados por jóvenes y redes sociales, pero lo que creo que aún hace falta para en México esto trascienda es creer que se puede y tener claro el plan de acción, de otra manera será otro ya merito. No todo mundo tiene madera de líder, ni de político o activista social. Para ganar una batalla no se necesita que todo el ejercito esté dando la vida en el frente, pero sí es fundamental que todos los soldados crean en lo que se está defendiendo, que lo hagan suyo y desde su trinchera, por pequeña que sea, salgan de su zona de comfort y aporten. Hay muchos pasivos aún pero es posible despertarlos. Hay que estar consciente que un movimiento no se trata de asistir a una marcha, se puede aportar a este involucrándose, creyendo, saliendo de la zona personal de comfort haciendo que las cosas no queden en una experiencia y que se construyan cosas concretas a futuro; creo que de nada servirán las marchas o una colección de titulares alusivos al #132 si no hay estructura y carácter que sostenga el movimiento; propuestas sólidas que den soporte al hashtag, personas con el plan no sólo de marchar porque está bien, o porque está de moda, si no porque buscan crear una alternativa política independiente, apoyarse en instituciones- en una palabra- trascender. Como digo, no todo mundo es líder, pero todos tienen trinchera propia y a pesar de lo trillado de la frase sí creo que se empieza por uno mismo, por informarse, por hablar con conocimiento de causa y no porque se tenga boca, por dar invariablemente el 100 por ciento de uno mismo en cualquier cosa que uno hace, amar con el alma, la mente, el corazón y las vísceras si es posible, no dejar que las palabras se esfumen y que las buenas acciones se queden en fugacidades; concretar. Por mi parte, esto de asumirme pasiva, me horrorizó y despertó de nuevo el hambre que una vez tuve por contar con letras cosas increíbles, por ser parte de la historia, por cambiar aunque fuera un poco el mundo; claramente no me haré lidereza política pero sí puedo hacer mejor las cosas desde mi trinchera, dejar la zona de comfort y buscar ser más aguda, crítica y concreta. A título personal, no me gustaría voltear en unos años y darme cuenta que un momento de oportunidad pasó frente a mis ojos y no lo aproveché, que no leí, que no escuché, que no opiné, que no sentí; dejar que las cosas pasen sin involucrarse es como cerrar los ojos ante algo hermoso, como ir a un concierto y no emocionarse, es como besar sin sentir mariposas en la panza, es como existir evitando vivir. Esto de dejar la pasividad va también ligado a retomar las clases de manejo, terminar la tesis y otros detalles que implica dejar la zona de comfort.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Por encima del suelo

Insertas como imperceptibles recompensas dentro del ajetreo citadino existen detalles capaces de hacer caminar a una mujer por encima del suelo.

Y no me refiero sólo a la obvia altura que brinda un buen par de tacones, si no a esos detalles – que pasan de largo ante contenedores de testosterona- capaces de arrancar sonrisas, incluso en medio de una crisis de estrés.

Una canción mezclada con la chillante música de fondo urbana, una llamada sin razón a la mitad del día o ese boleto del cine que ha vivido de polizón en la bolsa desde la semana pasada... y de pronto se pega a los dedos para ser visto de nuevo; pecattas minutas que hacen las veces de escalones directo al pedestal del enamoramiento.

Y justo a ese pedestal vi subir, mantenerse y caer a varias en una semana, y aunque todas las historias son diferentes a todas las unen esos detalles...el punto es saber que hacer con ellos.

Para algunas la contínua aparición de esos curiosos hechos van acompañados de una minuciosa lectura entre líneas, que muchas veces suele acabar en paranoia y auto saboteo, pero para otras- aquellas maestras en el arte de hilar detalles y capitalizar situaciones- el conjunto de los mismos, amasados con temple y pacencia, termina por confeccionar historias dignas de pedidas de mano en la playa , impulsos románticos, esperanzadores hasta para la cínica que escribe.

Escuchar, leer y estar casualmente metida ésta semana entre anuncios matrimoniales, rupturas anunciadas como en guión de telenovela – de esas de drama de alta factura- segundas oportunidades, reencuentros y otras peculiaridades emocionales puso en evidencia el valor de esos detalles, las consecuencias- buenas en su mayoría- para las que deciden tomar riesgos y elevarse del piso aunque sepan de antemano que pueden caer.

Lo trascendente del detalle no reside en su capacidad de provocar sonrisas por sí mismo, si no en el valor o la cobardía de quien lo tiene en sus manos, y hace algo para que no sea sólo una linda anécdota de café si no apenas el prólogo de una historia escrita en varios tomos.

Para las cínicas hiper independientes, el temor de escribir historias largas, se maximiza cuando se juntan más de tres detallitos; sin embargo, al verse reflejadas en las masters del romanticismo queda a pensar la posibilidad de que tal vez el autosaboteo no esla mejor defensa y que vale la pena apostar y subirse al pedestar, aún sabiendo que no hay garantía para no caer.

Pero mientras junto los detalles necesarios para convencerme de treparme al pedestal, extiendo mis respetos para las que ya lo hicieron, y estoy segura que se mantendrán por encima del suelo siempre.

Para mis adoradas Jimena, Mónica y Jessica, toda la felicidad. ;)
GCHA

domingo, 16 de octubre de 2011

Cuando la muerte rompe el tedio

La muerte de los consagrados a los grandes les hiere y a los chicos les confunde; a mí me entristece.

Desde que recuerdo haber tenido el primer contacto con personas letradas y con dote de palabra supe que quería admirar como ellos, saber como ellos y comprender de la misma manera.

A la muerte de un gran personaje, no me ha quedado más que el vacío tremendo, que viene de darse cuenta que formas parte de un cúmulo tedioso de mentes flácida y criterio blando, y eso, me entristece y me horroriza.

Me horroriza ser parte de una estadística cliché egresada de instituciones privadas con bandera de comunicólogos, alias todólogos, que sólo por venir de esas aulas y rankearse en primer lugar de las encuestas universitarias como carrera, ya tienen derecho a ocupar puestos que no merecen; me horroriza y entristece saber esta realidad; sin embargo, ese horror me hace darme cuenta que está en mí desmarcarme del cliché.

Darse cuenta de la pérdida de un consagrado me hace darme cuenta del tedio en el que se envuelve la mente atiriciada por la tecnología que la consume sin comprender su motor; la vaguedad con la que se habla de muertes y millones en la misma oración; la ligereza calificativa con la que describimos nuestro entorno sin sentirlo; la sentencia de las quejas vacuas de quienes hablan por que tienen boca, de los que opinan sin conocimiento de causa, y además bajo una firma y credencial que lo permite.

Me dedico al periodismo con la esperanza de que el curtir diario me avive la pasión, que el entrono y la gente me eduquen y jalen en mí en gatillo de la cuestión y que no se me adormezca el juicio; me dedico al periodismo para que las ideas me advengan como la corriente del mar hasta que me obligue a vencer el miedo a cuestionarlo todo.

Escribo con la esperanza de sentir a diario la efervescencia de la duda, esa piedrita que me haga preguntarme el por qué y no sólo el qué, el detalle, el verso y el anverso de las cosas.

Leo como esponja acompasada con respiraciones hondas que interioricen las ideas, una a una, para que después de un análisis de conciencia puedan fluir por mis dedos como chorros punzantes, entre hechos y verdades, amarrados, sustentados, yuxtapuestos.

Leer que ha muerto un consagrado, me entristece, pero no porque lo admirara tanto como aquellos que tuvieron la fortuna de pasar por sus ideas para forjar su educación, si no exactamente por lo contrario, porque no lo hice. Pude haber tomado más retos, pero nunca es tarde para comprender que al intelecto lo mueve la necesidad de aprender.

Talvez no estaba en el tiempo correcto, o simplemente lo entendí tarde, al despertar de el letargo privado, ese vacío ideológico que provoca no tener carencias, y al decir esto no quiero decirme mártir o que sea necesario el sufrimiento sacar algo bueno, lo agradezco; sin embargo, sé que me hizo falta rasparme un poco las rodillas para moldear un criterio más definido, en dónde reboten las palabras, y preguntar sea reflejo.

Es difícil quitarse la camisa para sentir el frío del entorno por gusto; darse cuenta que esa es la realidad y hay que caminar kilómetros para entender de que tratan los caminos, caerse y levantare, romper cosas y lidiar con triunfos y lutos para finalmente, algún día, escribir una idea con sentido.

Me dedico a esto porque se que no es fácil, que vale la pena hacer la lo que nadie hace, salirse del común y porque tengo la esperanza de aprender algo nuevo diariamente; bajo esa idea vivo y espero hacerlo por el tiempo que la vida me requiera de este lado de la trinchera.

Por momentos la inercia me hace olvidar este motivo, pero en tardes como esta, cuando lees la noticia de la pérdida de un consagrado de la pluma, es cuando recapacito y doy cuenta de la esencia del oficio y de la necesidad de no perderlo.

Quedan ya pocos y eso es lo que me entristece, que cada vez hay menos plumas que contagien el espíritu que lo que se debe y no de lo que se puede, y más, cuando la mayoría necesita inspiración para recordar que para que se muevan las cosas hay que provocarlas.

Tengo necesidad de abatir el tedio, de seguir aprendiendo.

GCHA

viernes, 17 de junio de 2011

Narcisaville y la explosión hipotecaria

Acabados de acero y vidrio resplandeciente fondeados con brillantes pisos de mármol blanco dignos de un ambiente de sofisticación y elegancia capitalista. Era la maqueta de un escenario forrado con diamantes; rociado con el cálido y nuevo aroma “lo tengo todo”. Un Manhattan clásico embutido, discretamente, en una zona clasemediera mexicana. ¡Bienvenidos a Narcisaville!

Narcisaville era costosa, tanto, que ningún crédito cubría las posibilidades del sueño marmoleado; en un país donde no alcanza para lo indispensable- NI CON 6MIL PESOS- ofrecer complejos residenciales de alto lujo talvez no era la mejor estrategia. Plan B: Bajar los costos, que los extranjeros inviertan en deuda y que Narcisaville reciba todas las atenciones con rentas baratas de corto plazo pero con diversiones garantizadas. El nuevo esquema de renta de vivienda, casi como de tiempos compartidos, sonaba bien. Narci, la orgullosa dueña, se comprometió gustosa.

Pasemos de un lujo exclusivo a un lujito comunal. ¡Para todos hay! Le advirtieron que se arrepentiría, pero lo hizo hasta mucho después…mientras hubiese inquilinos la fiesta podía seguir.

En un panorama de recurrentes reclamos por la falta de ingreso, la federación concede, se endeuda por el “bien” de los demás. ¿¡Todos quieren casa propia!?, bajemos los precios e inflemos una burbuja de aparente exclusividad, mientras esa burbuja de intereses se llena de deudas impagables, arrendatarios morosos, hipotecas vencidas e inquilinos de aquí y de allá que vienen y van desgastando todo al paso.

Lo exclusivo se vuelve de úsese y tírese como, el corazón de condominio que se llena de habitantes turistas que checan visa y se van, dejando deudas impagables. Con el tiempo, esas villas exclusivas parecen más departamentos de interés social, esos que nadie quiere realmente, sólo son un paso. Un depreciado lugar para pasar la noche.

La tensa calma que antecede al desastre tiene un periodo, pequeño, de prosperidad, ese limitado boom de patadas de ahogado a diestra y siniestra que nublan por un momento la llegada de una inminente crisis. Antes de derrumbarse por completo, la casa/corazón edificada sobre naipes se tambalea, mientras adentro, todos bailan sin control. Así dentro de Narcisaville había fiesta diaria, opulencia que, aunque disfrazada, por meses supo a champagne y fresas.

Una mañana cayó el esperado periodicazo. “ Embargan Narcisaville” La deuda era imposible, los inquilinos a quienes se les repartió crédito como bendiciones ya no podían con los gastos y comenzó así el éxodo. Tal como en los corazones de condominio, la burbuja de cariñitos racionados llega al tope, y revienta sacando a todos de tajo.

Ya con todos en la calle se empieza la reconstrucción de la estructura; fuertes inyecciones de capital y ayuda de los aliados y organismos con el poder de rescatar. Los litros de helado y las copas de vinos hacen las veces de millones de dólares y el plan de austeridad se refiere a un periodo de castidad.

Tras la austeridad… el relanzamiento.

La maqueta de Nacisaville reloaded parece tan deslumbrante como antes; sin embargo, las cláusulas ahora son mucho más restrictivas. Pena por quien tropieza con la misma piedra dos veces, ahora no hay renta sólo compra y de contado, sin créditos ni prórrogas.

¿Será que esta vez se evitará inflar la burbuja? Talvez, sólo queda ahora no caer en el extremo contrario del proteccionismo. ( por cierto así se llama el bulldog que cuida la entrada del residencial).

gcha/ @gaVsavilech

lunes, 6 de junio de 2011

“De lejos”….

Ves como hay cosas que pensamos que se ven mejor de lejos. Suelen ser más bonitas de lo común, frágiles, tanto que es preferible verlas desde cierta distancia para apreciarlas en todo su esplendor.

De lejos las cosas permanecen protegidas en un aparador.

Lo que se ve de lejos no es posible romperlo, tampoco influirlo o quererlo, conserva su naturalidad y se mantiene incorruptible.

La distancia permite construir opiniones, ciertas o no, pero funcionan para justificar los pensamientos del imaginante. De lejos es posible hacer validos los pretextos a conveniencia propia.

La carencia de replica permite sentenciar a placer.

El olor y sabor los propone la imaginación impulsado por lo que alcanza a ver desde la distancia, y así va construyendo ideas y texturas, pero nunca sentimientos. La distancia se restringe al pensamiento y racionaliza para no involucrarse.

Sin embargo, lo que se contempla de lejos no se olvida. Se encapsula como un recuerdo en un cajita transparente de la memoria; se archiva en un cajón que poco a poco se destiñe y sólo es posible evocarlo de la mano del hubiera.

Recuerdo que se era muy lindo… de lejos.

GCHA/ @gaVsavilech

martes, 31 de mayo de 2011

La incoherencia de la entraña

En un martes , nada común, precedido por una serie de días casi capaces de crear la ilusión de que, todo lo que se quiera puede hacerse realidad, “la entraña” - traicionera como es- se asustó, y la hizo caer en la atractiva trampa de la contradicción.

“Cuándo no lo tienes, lo quieres, y cuándo lo tienes…te asustas”

Es mentira decir que no lo quieres, cuando tanto esperaste o trabajaste por cierta cosa, situación o individuo en cuestión; sin embargo, por alguna razón, nosotros – y por nosotros hablo de la rara especie conformada por escritores/periodistas- dramaturgos de tiempo completo vemos y hacemos pretextos donde no los hay. Aquel que camina con armadura al hombro gusta del drama cuando sólo hay comedia, son los que quieren ponerle sal al postre y negarse a lo que a todas luces los puede hacer felíces.

Después de caer a la coladera traicionera por culpa de la entraña alborotada- que ella hipócritamente llama sentido común- caminó en el agujero por unos minutos buscando entre sus bolsillos algo para alumbrarse. Un par de días antes su “sentido común” le había aconsejado dejar de fumar, así que ni a fuego llegaba; entonces con un gesto de auto compasión por sus atrabancadas decisiones exploró el boquete a tientas y tomó asiento en donde encontró menor acumulo de ideas tóxicas; tal vez ahí sentada podría hacer un esfuerzo por calmar a la entraña y dejar de sentir ese miedo contradictorio que sólo la aleja de sus gustitos; de los nuevos y los viejos, hasta de los eternos.

En esta idea de vivir al límite para maximizar los sentimientos y pensamientos, lo simple se ve más aterrador que saltar sin red de un avión. Porque nada es imposible. Las heroínas con armadura dramática, son capaces de complicar hasta lo más simple, pueden hacerlo todo, hasta negar que son felices; son expertas en el arte de disimular, pero lo peor que alguien puede hacer, es creerles esa mentira tan bien ensayada en sus bocas: “no pasa nada. Todo está bien”.

Caminan con disfraz de heroínas armadas hasta los dientes cuando en realidad quisieran sentirse princesas.

De pronto se sintió sofocada en ese boquete estrecho de pretextos , sin cigarros, sin gustitos, sin sus brazos…sólo sus ideas y su futuro, que aunque brillante, no le parece suficiente. Se dibujó incoherente y en ese momento ya no cupo la justificación. Había que tomar el momento, o lo que quedaba de éste , sin fantasmas, ni esperas, la opción sería subirse a un riel sin tiempos.

Si lo obtenido costó trabajo puede que sepa mejor, pero hay cosas que son y punto; sin más llegan se aceptan y se viven … o se pierden. No todo el drama debe ser aclamado, hasta los dramaturgos de tiempo completo disfrutan las carcajadas de vez en vez y es más… hasta las hacen sus favoritas.

Se subió al riel sin tiempo esperando no caerse, sin promesas ni etiquetas; finalmente, para poder tener algo que perder primero hay que tener algo.