viernes, 17 de junio de 2011

Narcisaville y la explosión hipotecaria

Acabados de acero y vidrio resplandeciente fondeados con brillantes pisos de mármol blanco dignos de un ambiente de sofisticación y elegancia capitalista. Era la maqueta de un escenario forrado con diamantes; rociado con el cálido y nuevo aroma “lo tengo todo”. Un Manhattan clásico embutido, discretamente, en una zona clasemediera mexicana. ¡Bienvenidos a Narcisaville!

Narcisaville era costosa, tanto, que ningún crédito cubría las posibilidades del sueño marmoleado; en un país donde no alcanza para lo indispensable- NI CON 6MIL PESOS- ofrecer complejos residenciales de alto lujo talvez no era la mejor estrategia. Plan B: Bajar los costos, que los extranjeros inviertan en deuda y que Narcisaville reciba todas las atenciones con rentas baratas de corto plazo pero con diversiones garantizadas. El nuevo esquema de renta de vivienda, casi como de tiempos compartidos, sonaba bien. Narci, la orgullosa dueña, se comprometió gustosa.

Pasemos de un lujo exclusivo a un lujito comunal. ¡Para todos hay! Le advirtieron que se arrepentiría, pero lo hizo hasta mucho después…mientras hubiese inquilinos la fiesta podía seguir.

En un panorama de recurrentes reclamos por la falta de ingreso, la federación concede, se endeuda por el “bien” de los demás. ¿¡Todos quieren casa propia!?, bajemos los precios e inflemos una burbuja de aparente exclusividad, mientras esa burbuja de intereses se llena de deudas impagables, arrendatarios morosos, hipotecas vencidas e inquilinos de aquí y de allá que vienen y van desgastando todo al paso.

Lo exclusivo se vuelve de úsese y tírese como, el corazón de condominio que se llena de habitantes turistas que checan visa y se van, dejando deudas impagables. Con el tiempo, esas villas exclusivas parecen más departamentos de interés social, esos que nadie quiere realmente, sólo son un paso. Un depreciado lugar para pasar la noche.

La tensa calma que antecede al desastre tiene un periodo, pequeño, de prosperidad, ese limitado boom de patadas de ahogado a diestra y siniestra que nublan por un momento la llegada de una inminente crisis. Antes de derrumbarse por completo, la casa/corazón edificada sobre naipes se tambalea, mientras adentro, todos bailan sin control. Así dentro de Narcisaville había fiesta diaria, opulencia que, aunque disfrazada, por meses supo a champagne y fresas.

Una mañana cayó el esperado periodicazo. “ Embargan Narcisaville” La deuda era imposible, los inquilinos a quienes se les repartió crédito como bendiciones ya no podían con los gastos y comenzó así el éxodo. Tal como en los corazones de condominio, la burbuja de cariñitos racionados llega al tope, y revienta sacando a todos de tajo.

Ya con todos en la calle se empieza la reconstrucción de la estructura; fuertes inyecciones de capital y ayuda de los aliados y organismos con el poder de rescatar. Los litros de helado y las copas de vinos hacen las veces de millones de dólares y el plan de austeridad se refiere a un periodo de castidad.

Tras la austeridad… el relanzamiento.

La maqueta de Nacisaville reloaded parece tan deslumbrante como antes; sin embargo, las cláusulas ahora son mucho más restrictivas. Pena por quien tropieza con la misma piedra dos veces, ahora no hay renta sólo compra y de contado, sin créditos ni prórrogas.

¿Será que esta vez se evitará inflar la burbuja? Talvez, sólo queda ahora no caer en el extremo contrario del proteccionismo. ( por cierto así se llama el bulldog que cuida la entrada del residencial).

gcha/ @gaVsavilech

1 comentario:

Rosamary dijo...

Hola! Soy Rosa María, me puse en contacto contigo para una entrevista de tendencias laborales cuando estabas en Mundo Ejecutivo, ¿recuerdas? ¿Tendrás un mail o tel? Mi mail es rmluebbert@gcya.net. Gracias!