lunes, 7 de noviembre de 2011

Por encima del suelo

Insertas como imperceptibles recompensas dentro del ajetreo citadino existen detalles capaces de hacer caminar a una mujer por encima del suelo.

Y no me refiero sólo a la obvia altura que brinda un buen par de tacones, si no a esos detalles – que pasan de largo ante contenedores de testosterona- capaces de arrancar sonrisas, incluso en medio de una crisis de estrés.

Una canción mezclada con la chillante música de fondo urbana, una llamada sin razón a la mitad del día o ese boleto del cine que ha vivido de polizón en la bolsa desde la semana pasada... y de pronto se pega a los dedos para ser visto de nuevo; pecattas minutas que hacen las veces de escalones directo al pedestal del enamoramiento.

Y justo a ese pedestal vi subir, mantenerse y caer a varias en una semana, y aunque todas las historias son diferentes a todas las unen esos detalles...el punto es saber que hacer con ellos.

Para algunas la contínua aparición de esos curiosos hechos van acompañados de una minuciosa lectura entre líneas, que muchas veces suele acabar en paranoia y auto saboteo, pero para otras- aquellas maestras en el arte de hilar detalles y capitalizar situaciones- el conjunto de los mismos, amasados con temple y pacencia, termina por confeccionar historias dignas de pedidas de mano en la playa , impulsos románticos, esperanzadores hasta para la cínica que escribe.

Escuchar, leer y estar casualmente metida ésta semana entre anuncios matrimoniales, rupturas anunciadas como en guión de telenovela – de esas de drama de alta factura- segundas oportunidades, reencuentros y otras peculiaridades emocionales puso en evidencia el valor de esos detalles, las consecuencias- buenas en su mayoría- para las que deciden tomar riesgos y elevarse del piso aunque sepan de antemano que pueden caer.

Lo trascendente del detalle no reside en su capacidad de provocar sonrisas por sí mismo, si no en el valor o la cobardía de quien lo tiene en sus manos, y hace algo para que no sea sólo una linda anécdota de café si no apenas el prólogo de una historia escrita en varios tomos.

Para las cínicas hiper independientes, el temor de escribir historias largas, se maximiza cuando se juntan más de tres detallitos; sin embargo, al verse reflejadas en las masters del romanticismo queda a pensar la posibilidad de que tal vez el autosaboteo no esla mejor defensa y que vale la pena apostar y subirse al pedestar, aún sabiendo que no hay garantía para no caer.

Pero mientras junto los detalles necesarios para convencerme de treparme al pedestal, extiendo mis respetos para las que ya lo hicieron, y estoy segura que se mantendrán por encima del suelo siempre.

Para mis adoradas Jimena, Mónica y Jessica, toda la felicidad. ;)
GCHA

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