domingo, 31 de enero de 2010

En una ciudad de memoria corta…

Justo hoy se contabilizan 31 días del 2010, quedan aún once largos meses por delante y como primicia anual ya hemos sido testigos de uno los peores terremotos en la historia que ha dejado a un pueblo devastado y a todos removidos con las ganas de ayudar, se ha criticado la gobernabilidad de Obama al cumplir su primer año de mandato y en nuestra capital la religión y las inclinaciones sexuales aparecen dentro de la misma frase- ¿quién diría? ; por otro lado en la pantalla grande, la idea de un mundo alterno ha logrado romper récords en taquilla y por si fuera poco, un balazo en la cabeza del “mariscal” ha destapado la cloaca de la corrupción chilanga… una vez más.

A mi parecer, bastantes altibajos para tan corto tiempo y aún así la atención de aquellos que vivimos dentro de este “desmadre funcional” , también conocido como Distrito Federal, sigue posándose en el aspecto trivial de cada uno de los hechos que menciono. ¿ Porqué apelar a lo intrascendente de los acontecimientos cuando existen medios para hacer una diferencia real?

Tras haberle dado algunas vueltas a la pregunta, la respuesta se vislumbra simple y reside en la falta de memoria de la gente, en especial de los mexicanos, que hoy más que nunca estamos explotando nuestra congénita personalidad veleta, pues nuestra falta de memoria histórica se ha ido acortando cada vez más y sorprendentemente ya no excede de las dos semanas. ( tiempo estimado de atención que le dio la prensa al desastre en Haití)

Hace algunas semanas, todo, desde los noticieros, hasta las causas escolares tenían que ver con la tragedia y el futuro de miles de haitianos que día a día incrementaban el número de vidas perdidas, se escuchaban infinidad de voces queriendo ayudar. De pronto los buenos samaritanos estaban a flor de piel con esa capacidad de ser héroes.

Pero… ¿y al cabo de los días?... llegado el término de memoria de 15 días ( máximo) los ojos de los defeños empezaron a mirar a otros sitios. Para entonces ya se estaban gestando alianzas de derechos con izquierdos, comenzaba el torneo Bicentenario y en un antro capitalino la corrupción estaba a punto de ser primera plana y la afición lista para llorar por Cabañas. ¿Y la paz, y los héroes que salvarían Haití, la crisis, las reformas, la corrupción y los impuestos?....de nueva cuenta la atención social y mediática había virado, como si no pudiéramos atender varias cuestiones a la vez, hoy por hoy el caso Cabañas parece más importante que nada en el mundo, pero no por todas las irregularidades que conlleva sino por la afición que le llora al ídolo paraguayo.

Aplaudo el sentimiento de los capitalinos al brindarle desmedida preocupación y cariño al futbolista, pero hay que darle a cada cosa lo justo y no fanatizarse de la tragedia cuando hay cuestiones de fondo que por más que se nos presentan en la nariz no atendemos. Este balazo es sólo la punta del iceberg relacionado a muchos trastornos de nuestras autoridades, los cuales de seguir con este alz heimer crónico que padecemos, seguirán creciendo exponencialmente.

Sugiero que la mejor medicina social no son las pancartas y volvernos todos americanistas sino quitar el freno mental ante lo que sucede, a éste hecho le queda una semana de memoria capitalina, ¿Sobre qué o quién caerá la atención después? ….


por: Gabriela Chávez Avilés

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